viernes, 11 de febrero de 2011

Involución continua

¡Bolonia, Bolonia, Bolonia!. Cuentan que si lo dices tres veces delante de un espejo se te aparece el Conejo Blanco de Alicia en el país de las maravillas mientras repite sin cesar: “¡Evaluación continua!¡Evaluación continua!”.

Y menudo invento éste de la evaluación continua. La vanguardia boloñesa, sin duda. Pensada para fomentar un seguimiento continuado del alumno, un trabajo constante y una verdadera adquisición de conocimientos, el nuevo sistema ha resultado ser un cómputo imposible de horas, trabajos obligatorios, trabajos voluntarios que se convierten en obligatorios, test, test sorpresa y demás creaciones destinadas a engrosar y justificar la existencia del sistema.

Sin embargo, cantidad  no es sinónimo de calidad y el criterio cuantitativo es el prioritario. No importa lo que hagas, pero hazlo. Cuánto más escribas, mejor. Y a la práctica semanal, añade lecturas, foros, tutorías, presentaciones en clase, etc. ¡Ah! Sin olvidar multiplicar toda la retahíla por el número de asignaturas matriculadas. ¿El resultado? Trabajo superficial, acumulado y superpuesto. Trabajo, en muchas ocasiones, inservible.

La vida del estudiante comienza a girar pues, en torno a la multitud de tareas a entregar. No se puede escaquear, cada entrega supone fichar en la oficina  y quien no lo hace va a la calle. Porque la evaluación continua viene pareja a la asistencia obligatoria, una especie de invitación bajo amenaza para acudir al teatro. Qué más dará que la obra aburra si acude público. Un orador que no es capaz de fidelizar a un auditorio debería replantearse determinadas cuestiones.
           
No obstante, la joya de la corona de toda esta involución continua, término mucho más apropiado, es el “cronograma”, ese documento que expresa, de forma tangible, la sacralización del tiempo útil.

Gracias a él, profesores y alumnos se han visto sometidos con el nuevo plan a una cronocracia impuesta en la que cada tema tiene su tiempo, inamovible. Todo se regula. La vida del estudiante, todo el tiempo útil de su día, se fragmenta y reparte a placer de unos señores, desconocidos cronócratas, que poseen el místico don de conocer las “horas máximas de trabajo” que el estudiante dedicará a la materia. Una maravilla, ¿no?

Ahora bien, ¿para qué tanta organización si no existe retroalimentación entre el trabajo y la evaluación? Evaluación continua se convierte entonces en “entrega continua de corrección discontinua”. A pesar de que la normativa señale que antes del inicio del período de exámenes, el profesor deberá publicar en el aula virtual la lista de calificaciones finales del proceso de evolución continua” el cumplimiento es, aunque honroso, escaso. De esta forma no resulta descabellado considerar que la adaptación de la norma se hizo sólo para poder imprimir algo como papel higiénico cuando éste se agotase.

¿Por qué entonces tal obsesión por la gestión del tiempo? A golpe de cronograma hemos expulsado al sentido común de las aulas. La evaluación no es evaluación, es involución; lo más preocupante es que dejará de ser continua para convertirse en irreversible. Una involución irreversible. Que el Rector nos ampare.




Jose Carlos Sánchez Jover

3 comentarios:

  1. Como estudiante de grado de la UC3M, tengo que decirte que has reflejado claramente uno de los problemas principales de Bolonia. He llegado a entregar hasta 10 prácticas (teniendo sólo 6 asignaturas), realizar dos test y hacer una presentación en una semana.
    La situcación es especialmente indignante cuando después de haberle echado horas y horas, ves que no sólo no se refleja en la nota... si no que NO tienes nota! y cuando esta llega, o es inamovible o es injustificable (las prácticas siguen tal cual las entregaste, sin una nota al margen o algo que indique que has podido fallar) o peor, ambas a la vez.
    Enhorabuena por el post y por el blog. A ver si se enteran un poco de que va la cosa, que se les llena la boca con "excelencia" y nosotros seguimos en regimen de semiesclavitud

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  2. Gracias por el comentario, Nuño.

    No dudes en pasar otra vez por el blog y si te animas, y quieres hablar de esa "semiesclavitud" o cualquier otra cosa, escribe alguna cosa.

    Un saludo.

    Jose Carlos Sánchez Jover

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  3. ¡Ay Juan Carlos!¡como me reflejo en tu espejo!... que semana llevo...(bueno y que cuatrimestre, y que curso y que carrera...) tres prácticas de grupo y dos individuales esta semana, una de ellas tras leer 78 páginas de dos textos "infumables"... otra con presentación y power-point incluido ... y ya sabes 3 páginas times new roman paso 12 interlineado 1'5... pero entretanto, se me acaba el tiempo para preparar los cinco trabajos de fin de curso, también en grupo... y luego algún profe con sarna que nos dice que hay que ser "inquieto" y asistir a conferencias y jornadas, leer libros de la bibliografia recomendada y la prensa económica y la otra (me da la risa...). Vamos, que vivo en la Universidad (a mi casa sólo voy a dormir y creo que pronto ni a eso)... y no tengo tiempo... ni para estudiar!!

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