sábado, 19 de febrero de 2011

Proposiciones (re)creativas

Si has germinado en un entorno poco dado a la variedad y el desarrollo sociocultural –como por fortuna o desgracia ha sido mi caso, que no mi casa-, una de las grandes bazas para venir a la capital es el amplio abanico de posibilidades que se ofrecen. El cambio más o menos sustancial que pueden ofrecer las extrañas y variadas capacidades de enriquecimiento como estudiante.


Igualmente, esa dudosa insignia emblema de nuestra Universidad Carlos III –la pública diferencia- no hace sino allanar el punto de vista positivo de un cambio y mejora en la formación personal y académica al comenzar unos estudios universitarios aquí en Madrid. Otro abanico amplio, más que nada. El problema surge, como se viene comentando entre los que como yo formamos la fase Beta del plan Bolonia, a la hora de recalibrar y poner en orden ciertas prioridades estructurales del sistema. 

Prioridades, que personalmente no puedo madurar del todo. Hablo del sistema de Grados, su reciente reajuste y sus principios educacionales. Y digo que no puedo madurar este cambio porque no he cursado ninguna licenciatura previa que me permita llenar los dos lados de la balanza y juzgar verdaderamente por mí mismo.
De lo que sí puedo hablar es de las constantes bienvenidas que cada asignatura nos da, y sus consecuencias tanto para estos abanicos como para nuestra relación con ellos. Junto al discurso gris de los recortes en temario y reajuste de planes de estudios con que abren tantos profesores sus sesiones de bienvenida, se acumulan en Aula Global los sustitutos docentes.

Dos horas de clase se han convertido en seis en casa, y el profesor en un puñado de diapositivas, PDFs y cronogramas. El idílico seguimiento personalizado, estandarte de la enseñanza europea, ahora es un concepto anárquico, bello en la forma y ruinoso en el contenido. 

Pero eso sí, no olvidemos las posibilidades creativas que nos ofrece la vida universitaria. Creación y formación que podrás ejercer tras las celebérrimas participaciones en foros, resúmenes y prácticas semanales, cuatrimestrales, grupales, individuales y opcionales. Porque si no hay calidad, al menos metamos cantidad, que para el caso nos viene bien. La formación no se pule ni se complementa, los profesores comparten su caos con los alumnos, y los alumnos con los cronogramas.

La precariedad al instaurar el Grado y su evidente falta de cohesión dentro de la propia universidad está dando lugar no solo  a una formación hecha a base de piezas, sino al desinterés y apatía con respecto a unas asignaturas alarmantemente mal construidas. De cara a la galería somos la pública diferencia, a la vanguardia de grados, formación e índice de aprobados y cabeza de listas. De puertas para dentro no sabemos lo que somos.

Lo que desde luego no somos es el seno intelectual y cultural que pudiéramos. 



Juan Javier Torres Faba

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